REFORMA INTEGRAL DE UN PISO EN CIUTADELLA

Se trata de un edificio construido en 1956 con fachada a uno de los característicos chaflanes del Eixample de Cerdà, ubicado al lado del parque de la Ciutadella y la Universidad Pompeu Fabra. Una vivienda muy propia de la época; formada por dos crujías paralelas a la calle, con estructura de muros de carga y vigas de hormigón con revoltón cerámico. Originariamente, el piso contaba con techos que no eran especialmente altos y poca luminosidad debido a su distribución segmentada.

La reforma se centra en las necesidades de los nuevos propietarios de la vivienda, una madre y su hija. Readaptando el espacio original para pasar de una distribución típica de principios de siglo con la cocina apartada y escasa luz natural, a una nueva organización que modifica el planeamiento inicial para incorporar una zona de servicios formada por baño y cocina que se proyectan hacia la calle a través del resto de habitaciones de la vivienda.

La entrada se realiza a través de un pasillo en el que se recuperan todas las texturas originales del ladrillo estructural en la pared de carga que divide el piso en dos crujías. Con la nueva distribución, esta pared de carga existente separa la zona de servicios de la zona de habitaciones que, a su vez, se conectan mediante huecos existentes y nuevos apeos estructurales.

Es así, como el cambio más importante viene dado al desplazar y reubicar la cocina, quedando abierta hacia el patio de interior de isla, con orientación Este, por un lado, y hacia la calle, orientación Oeste, por el otro. Gozando de ventilación natural cruzada y luz natural durante todo el día. Paralelamente, se ubican los dormitorios y el salón-comedor-estudio en la crujía exterior, que da a la calle. Aprovechando la mayor amplitud y luz natural que ofrece la morfología clásica de un piso en chaflán.

Una búsqueda enfocada en la relación y el contraste entre las dos áreas del apartamento, delineadas no solo por su estructura, sino también por su funcionalidad. De esta manera, se logra fusionar forma y función, creando una sinergia que refuerza la singularidad del proyecto.

Con el propósito de mantener la esencia de la vivienda, se han rehabilitado los techos y su estructura original de vigas de hormigón y bovedilla cerámica. Muchas de las vigas han sido reforzadas con perfiles metálicos ya que habían sufrido patologías debidas al cemento aluminoso utilizado en la época.  

Una propuesta llena de contrastes que se proyectan desde el interior hacia el exterior, abriéndose en forma de abanico dada su singular ubicación en chaflan. De lo oscuro a lo luminoso y claro, empezando por tonos marfil, beige y crema en la crujía interior, para terminar en tonos más luminosos, como el blanco roto en la crujía exterior. Desde texturas rugosas de mortero de cal y el muro de carga sin revestir en la zona interior, hasta paredes lisas encaladas en la zona exterior. Instalaciones y elementos estructurales vistos en el interior, frente a techos lisos y continuos en el exterior.

El confort como prioridad, buscando transformar el espacio en un refugio íntimo y acogedor. Potenciando esta ubicación privilegiada en chaflan y su relación con el exterior que permite tener mayor privacidad y un rango de visión más extenso. Se combina la comodidad de tener todo al alcance, la eficiencia de una iluminación cálida en su justa medida y la amplitud visual que se logra al intercomunicar los distintos espacios de la casa. Todas estas cualidades se entrelazan para crear un ambiente de serenidad interior.