REFORMA INTEGRAL DE UN ÁTICO EN EL CARMEL

Ubicado en una calle tranquila y semi-peatonal en El Carmel, este ático con terraza y techos de corcho redefine la vida urbana contemporánea. El proyecto se centra en la sostenibilidad, el confort y la eficiencia, adoptando una filosofía de diseño que prioriza la integridad material y la fluidez espacial.

Al no haber un cliente específico—ya que fue concebido como una propiedad de alquiler—el espacio se diseñó para ser flexible, atemporal y enfocado en el bienestar. La intervención tuvo como objetivo dignificar la estructura existente, garantizando un hogar saludable, confortable y respetuoso con el medio ambiente. El desafío principal fue trabajar con una superficie reducida, maximizando la sensación de amplitud y la ventilación natural, sin comprometer la calidez y la serenidad del ambiente.

El proceso de renovación duró seis meses, transformando por completo el piso. Inicialmente, el espacio estaba altamente compartimentado, con habitaciones pequeñas y desconectadas, un suelo irregular y paredes delgadas sin aislamiento. La escasa entrada de luz natural y la poca conexión con el exterior hacían que el ambiente resultara opresivo.

Para contrarrestar esto, el diseño apostó por la apertura visual y una fuerte relación entre el interior y el exterior, reforzando la esencia mediterránea de Barcelona. La paleta de materiales—ocres, tonos tierra, terracota, corcho y madera maciza—crea una atmósfera coherente y acogedora, aportando calidez a los interiores.

Uno de los elementos clave del diseño es el techo de corcho, elegido por sus propiedades de aislamiento térmico y acústico. Su estructura celular atrapa el aire, proporcionando un confort excepcional, mientras que su textura y calidez natural enriquecen la experiencia sensorial del espacio. Dejar el corcho a la vista eliminó la necesidad de un falso techo, reduciendo tanto los costes como el impacto ambiental.

Más allá de sus beneficios técnicos, el corcho desempeña un papel conceptual—representa un compromiso con materiales que no solo son sostenibles, sino también estéticamente perdurables. Suministrado por un proveedor local, su incorporación a bajo coste refleja la filosofía del estudio: "menos es más", utilizando materiales con singularidad, inteligencia, eficiencia y respeto por su belleza intrínseca.

Como alternativa, se integró aislamiento de fibra de madera en los falsos techos y en los muros perimetrales, asegurando una envolvente térmica continua sin recurrir a soluciones convencionales menos sostenibles, como la lana de roca. Estas decisiones reflejan un compromiso con el diseño pensado a largo plazo, creando espacios que no solo son confortables, sino también conscientes de su huella ecológica futura.

Este ático es más que una simple renovación: es una declaración sobre cómo los materiales y la arquitectura pueden envejecer con elegancia. El proyecto adopta el concepto de inercia térmica, permitiendo que los materiales almacenen y liberen calor de forma gradual, estabilizando el clima interior y reduciendo la dependencia de sistemas artificiales. Pero más allá de su dimensión técnica, la inercia es también una cuestión de atemporalidad—la idea de que los espacios deben madurar, adaptarse y volverse más bellos con el paso del tiempo.

El resultado es una casa que invita a ser vivida—donde las texturas del corcho y la madera desarrollan pátina, donde la luz solar transforma los espacios y donde la conexión con la terraza fomenta un diálogo continuo entre interior y exterior. Un lugar diseñado para el ritmo de los rituales cotidianos, que abraza los placeres sutiles y atemporales de un espacio bien diseñado.