El proyecto implica la construcción de una vivienda unifamiliar aislada en un solar compacto y en una zona densamente poblada. A pesar de las condiciones, el edificio se diseña con una disposición a cuatro vientos, manteniendo una relación armoniosa con el entorno. Presenta una planta rectangular ortogonal, con las fachadas norte y sur paralelas a los límites del terreno. Se retira del límite sur para incluir una piscina y del límite este para brindar al acceso una sensación de mayor amplitud y distancia.
Para resolver los límites del terreno y aprovechar al máximo el espacio disponible, se propone un volumen de dos plantas con muros de carga y una fachada escalonada. Esta disposición crea un cuerpo alargado con una estructura en forma de casquete visto desde la fachada lateral, maximizando la utilización del espacio en la planta baja y comprimiendo al máximo en la planta superior.
Se emplea un sistema constructivo de doble muro, conocido como muro capuchino, y forjados de acero revestido. El exterior se deja a la vista para mostrar el proceso constructivo, revelando tanto la forma del edificio como su estructura subyacente, en una reinterpretación de métodos constructivos tradicionales. Las aberturas secuenciales, dispuestas en un patrón reticular, realzan esta reinterpretación, aportando un toque moderno mientras se rinde homenaje a prácticas constructivas históricas.
Partiendo de la petición del cliente de utilizar obra vista, se emplea el ladrillo como material protagonista, maximizando su presencia en todas las superficies exteriores, incluyendo antepechos y suelos. Se combinan distintos tipos de aparejo que modulan el volumen, junto con aberturas estratégicamente distribuidas para organizar el programa interior. Este juego compositivo contribuye a la estética y singularidad de la fachada, reinterpretando el ladrillo decorativo con un patrón y una lógica específica, generando un efecto de luces y sombras.
El programa se adapta al entorno, ubicando los espacios de día en la fachada sur, conectados con el exterior a través de áreas intermedias. El diseño reticular de muros de carga, simétrico, permite la entrada de luz natural y ventilación cruzada en todas las estancias principales. La planta baja satisface todas las necesidades habitacionales, con un salón, comedor y cocina integrados, una habitación polivalente, un baño completo y un lavadero. La planta superior destaca por su flexibilidad, compuesta por dos espacios polivalentes que pueden transformarse en cuatro habitaciones de igual configuración.
En cuanto a la materialidad, se busca una coherencia entre el exterior y el interior en todo momento, generando contraste y potenciando la nobleza de los materiales. Mientras que el exterior destaca por los patrones y texturas del ladrillo, en el interior se opta por un pavimento continuo de microcemento en todas las zonas comunes. Al mismo tiempo, se utiliza madera de castaño en el mobiliario de baños y cocina, y parquet natural en las habitaciones de la primera planta. Esto proporciona calidez al espacio, complementándose con los techos de bóveda catalana vista y el pavimento.